sábado, 5 de septiembre de 2020

Ruta de los tres valles: dos puertos durísimos que conectan los valles de los ríos Cancelada (Cervantes), Navia (As Nogais) y Ferreiros (Becerreá)

Becerreá-Pontorrón-A Lagúa- As Nogais- Riomao- Ferreiros- Becerreá

58 kms, 1.500 metros de desnivel. 

Encadenamos dos puertos cortos pero de los más duros de la zona: A Lagúa desde Pontorrón y Riomao desde As Nogais. Le llamo tres valles porque coronando estos dos puertos, ambos situados ligeramente sobre los mil metros de cota, pasamos primero del valle de río Cancelada (Cervantes) al valle del Navia  (As Nogais); y después del valle del Navia al valle de Ferreiros (Becerreá).


El primer puerto, A Lagúa desde Pontorrón, es durísimo. Con una parte inicial hasta la entrada de Vilar de Cucos, con fuertes rampas que nunca descansan y piso que dificulta el agarre. (No se recomienda por ello realizarlo en descenso). A partir de Vilar de Cucos la carretera comienza a avanzar en horizontal y pueden disfrutarse las vistas o bajar piñones y apretar para marcar tiempos.

El descenso a As Nogais son 11 kilómetros en la umbría (descenso frío en invierno). As Nogais está a una cota de 500 metros al pie del río Navia. Es un hoyo entre las dos paredes que escalamos.

El segundo puerto también es más duro en su parte inicial, hasta la salida del pueblo de Vilaicente, pero con muy buen asfalto. Las rampas tienen quizás menor dureza de las rampas y además cuentan con descansos. Más fácil que el anterior. Al final también suaviaza.

Ruta preciosa para hacer en días soleados. Vistas a Os Ancares en la subida al primer puerto y a O Courel en el cresteo por Riomao. Ojo los días de calor, porque ambos se suben con sol por la mañana. Hacen falta piernas. Ánimo.

Con Mónica y Lulu un día soleado de primeros de septiembre.

la ruta en wikiloc

domingo, 5 de enero de 2020

Diálogo con la montaña

Le dije a la montaña que llevaba bici nueva.
Me contestó que ya lo sabía, q pronto había reconocido mi silueta un poco más alta de lo habitual, el tronco màs tumbado y los brazos màs sobrados sobre el manillar. 
Q había sentido mis latidos apurados en la primera pendiente y mi rueda más firme. 
Que había admirado el brillo del carbono nuevo con los primeros rayos de sol que encontrè a mi paso, al girar a la derecha en el último de los zig-zag. 
Le dije que gracias por fijarse en mí, que era un honor. 
Que yo también la observaba cada día, nunca igual y siempre bonita, hoy con las umbrías heladas y la cima al sol, desnuda, después de las grandes talas de las dos ùltimas temporadas. 
Le dije que me gustaría saber cuántas veces la habré subido en bicicleta y que cada enero se me pasa por la cabeza empezar a contar las del año nuevo, pero que pronto el propósito me parece inútil pues en todo caso ya me habré perdido la mayoría.
Me dice que ella sí lo sabe pero q no me lo puede decir en mi idioma porq las montañas no cuentan igual q los humanos. 
Que somos tan efímeros que contamos por la ilusión de durar y me revela que cada una de mis subidas permanecerà con ella siempre, que me lo dice por si esto sacia mi vanidad, pero que incluso ella, es efímera.

domingo, 28 de julio de 2019

El Camino Norte: Irún -Santander

En verano de 2018 hice Irún-Liencres por el Camino de Santiago en cinco etapas. Lo recorrí en btt, portando alforjas y pernoctando en alojamientos privados. De los caminos en bici que he realizado (no muchos), este tramo a orillas de Cantábrico ha sido de los más bonitos... y el más duro. Tenía ganas de contarlo.

 

Grabé los tracks, que comparto en Wikiloc, y tomé algunas notas entonces, a partir de las que voy a escribir una descripción de cada etapa en sucesivos posts; información breve, pero suficiente para que pedaleeis sin sorpresas. Comencé sola, pero encontré tres compañeros de bandera; En Zarauz a Juantxo y a Vicente, que me regalaron una espectacular segunda etapa con visita a los flisch; y en Guernica se nos sumó Alberto de Vitoria. Ellos son parte de mi Camino.



Juantxo y Vicente e llevaron a los flisch en la 2ª etapa
En los 310 kilómetros entre Irún y Liencres, acumulé 5.500 metros de desnivel. Con las alforjas la dificultad de los ascensos se multiplica, y si sumamos que el Camino tiene muchos kilómetros de senderos, puede entenderse que esta variante no puede equipararse a otras a la hora de programar la longitud de las jornadas.
La ruta sigue la línea de la costa salvo 110 kilómetros entre Deba (Guipúzcoa) y la playa de la Arena, en la desembocadura de la ría de Bilbao; es casi en su totalidad ciclable y los caminos están muy cuidados y bien señalizados.



A Santander se llega en las Reginas que se toman en Somo (5ª etapa)

La ría de Bilbao se cruza por el puente de Vizcaya
(4ª etapa).

Para terminar esta pequeña presentación quiero daros otro motivo para que no os perdais esta ruta: su belleza. El Camino Norte son montañas y mar como sello de la Cordillera Cantábrica. Recorre estrechas sendas por acantilados y asciende por pistas interminables de hormigón rallado; hasta tres embarcaciones enlazan el Camino y regalan un tiempo de descanso y el placer de respirar el mar. Además el Camino visita Donosti, Bilbao y Santander, y recorre la transformada ría de Bilbao, que cruza por el puente de Vizcaya, patrimonio de la Humanidad. Como exclusiva, mi propuesta incluye una espectacular segunda etapa, diseñada por Juantxo y Vicente, en la que nos apartamos un tramo de las conchas de vieira para visitar los flisch de Euskadi.

Acantilados cántabros (4ª etapa)

P.D. Por poner un contra, advertiros que en los meses de verano, ya que el camino atraviesa zonas de playa, encontrar alojamiento puede no ser fácil, así que intentad llegar a destino con alguna reserva en las alforjas.

En sucesivos posts detallo información sobre mi experiencia en estas etapas:

ETAPA 1. Irún -Zarauz. 60 kms, + 1.300 ms de desnivel acumulado
La ruta en Wikiloc  Etapa 1: Irún-Zarauz

ETAPA 2. Zarauz - Markina. 50 kms; +1.250 ms de desnivel acumulado
La ruta en Wikiloc   Etapa 2: Zarauz-Markina

ETAPA 3. Markina-Lezama. 52 kms; +1.200 ms de desnivel acumulado
El track en Wikiloc  Etapa 3: Markina-Lezama

ETAPA 4. Lezama - Laredo. 80 kms; + 1.190 ms desnivel acumulado 
El track en Wikiloc. Etapa 4. Etapa 4. Lezama-Lugarejos (1ª parte)
                                   Etapa 4. Lugarejos-Laredo (2ª parte)

ETAPA 5. Laredo-Liencres. 70 kms; +600 metros
El track en Wikiloc. Etapa 5. Laredo-Santander-Liencres

Castrourdiales (4ª etapa)


Subiendo una rampa de hormigón (3ª etapa)


Túnel antes de Castro.


lunes, 23 de julio de 2018

SUR DE ISLANDIA

Ovejas blancas en grupos de tres desayunan cerca de la carretera,  en las amplias zonas de pasto que se extienden a nuestro paso, entre los  glaciares Vatnajokul y Myrdalsjokul; un poco más adelante, tres ovejas blancas descansan entre las amorosas flores de algodón ártico que se refugian en una pequeña hondonada para que no las sople el viento. Rafa, el guía en prácticas, se baja y escoge una flor para cada uno de los ocho del grupo, él incluido, y las metemos entre las hojas de un libro, como nos sugiere Pablo, el guía oficial, quien nos cuenta lo que aparece aquí y un montón de cosas más.
ovejas entre flores de algodón ártico

Viajamos rumbo sur en la parte final de nuestro trayecto entre Landmanalaugar y el mar, en la jornada que inicia la segunda mitad de nuestro viaje por el sur de Islandia. Atrás quedan los geisser, la impresionante catarata de Gullfoss, los cráteres con sus tierras calcinadas alrededor,  los escenarios irreales de Juego de Tronos y las montañas multicolores del Landmanalaugar, que desprenden azufre por las fumarolas, entre el negro del basalto, los variados marrones de la riolita, el verde de la olivina, y otros tonos que nos son desconocidos al viajero común. La próxima semana, Cristina volverá para realizar el trekking de Laugavegur, que pone nombre a la calle principal de Reikiavik, y que desde Landmanalaugar la llevará en seis jornadas al mar, durmiendo de refugio en refugio en tierra de nadie, entre montañas de lava, glaciares, lagos y volcanes, paisajes reales que parecen de ficción.

catarata de Gulfoss


geysir iniciando la salida















Mientras avanzamos en la furgoneta rumbo sur por las tierras altas, a través de la ventanilla siempre habrá tres ovejas: descansando junto a un poste de luz que sujeta los cables por los que viaja la electricidad barata de Islandia; pastando en las inmediaciones de una granja, entre fardos rosas, negros o amarillos, rulos de plástico que contienen la hierba que será el alimento de las ovejas en invierno; caminando por un bosque de abedules, árboles que en Islandia no crecen más que un arbusto; comiendo la hierba que crece entre lupinas nootkatensis, la leguminosa que llegó de Canadá y que en verano invade con su violeta los campos de Islandia, para desaparecer por completo unos meses más tarde hasta la primavera siguiente; o caminando por un campo de lava, entre montañitas de basalto con forma de queso de tetilla, todo él tapizado de musgo menos el pezón, que asoma desnudo.
fumarolas

Montañas de riolita en Lnadmanalaugar

Al llegar a las proximidades del mar, tres ovejas pastan en el Skeidarsandur que se extiende entre el imponente Vatnajokul y las aguas del océano. El impresionante Skeidarsandur, ha dejado su nombre de sandur a todos los desiertos de morrenas en el mundo, pero esta curiosa formación geológica no puede verse en otro lugar como en Islandia, porque la actividad sísmica hace que el glaciar se derrita con rapidez depositando ingentes cantidades de sedimento que van ganando terreno al mar a pasos agigantados. Y otras tres ovejas descienden por lo que otrora fueron acantilados,  hoy alejados del mar por el sandur y por cuyas roquedas todavía sobrevuelan las  gaviotas quién sabe si buscando el mar en el olor húmedo de la piedra.

A la playa de Vik tres ovejas llegaron quizás despistadas a pisar las piedras de basalto; en sus acantilados los simpáticos frailecillos han construido los nidos y uno no se cansa de mirar los cientos de viajes de ida y vuelta que realizan al mar para surtir de alimento a sus polluelos.
Tal vez la oveja que a la mañana siguiente se acerca curiosa a nuestra ventana es una de las ovejas despistadas de Vik. La guesthouse está tan sólo a unos cientos de metros de la playa y desde la litera de arriba, cuya cabecera está intencionadamente orientada, se ven la marisma y los farallones del mar. Pero no es posible que sea una sola oveja: efectivamente a unos veinte metros están las otras dos. 

Tres ovejas blancas, dos ovejas blancas y una negra, dos ovejas negras y una blanca; y hasta tres ovejas negras; pero siempre ovejas de tres en tres esparcidas por todo el paisaje de Islandia: en el sandur, en los campos de lava, en los pastos, en la marisma, en la playa, al pie del glaciar, en el cráter de un volcán, en las laderas de los antiguos acantilados, en el fondo de un cañón bañándose en el río. Siempre tres: una madre y sus dos hijas, el número de crías que tiene una oveja en Islandia tras un proceso de selección genética  secular. Siempre de tres en tres y nunca en rebaño porque en Islandia las ovejas no tienen predadores y puestas a escoger prefieren la familia a la vida en comunidad. En septiembre,  los ganaderos las llevarán  al redil, las marcarán y las clasificarán, y luego, cada una a su  establo para pasar la larga noche polar, comiendo la hierba enfardada hasta la próxima primavera y hasta el próximo verano en que los turistas las fotografíen de tres en tres para llevárselas como un pedacito de su paso por Islandia.

A mis ocho compañeros de viaje.