En las proximidades de la población de Becerreá seguimos el curso del Navia y sus afluentes tras los pasos de la franja caliza que atraviesa de norte a sur el concello. Dos atractivos que convierten a esta ruta en indispensable. Por un lado, los cauces fluviales, la densa vegetación de ribera y los bosques caducifolios ofrecen una obligatoria visita al otoño en Os Ancares; pero sobre todo, la ruta encuentra dos monumentos naturales, fruto de la extraña presencia caliza en la zona: el aciñeiral de Cruzul y el paisaje kárstico de Os Grobos.
Distancia: 12 kilómetros
Dificultad: Fácil
Tiempo: 3 horas más descansos
Puntos de interés:
Aciñeiral de Cruzul
Os Grobos, ciudad encantada
Yacimiento paleolítico de Valdavara Antigua nacional sexta.
larutaenwikiloc
Calzada romana en Aira Ponte |
Por el curso del Aira Ponte, tras cruzar la carretera de Navia, se llega a las Casas do Mazo, en ruinas. Están debajo del viaducto más alto de la A6 que se eleva unos cien metros sobre el río, con un arco característico.
En este punto, el Aira Ponte desemboca en el río Cruzul; tras cuzar la pasarela de hormigón hay que continuar por una senda que remonta el cauce del Cruzul entre selvática vegetación de ribera y bosques de castaños.
Puente de Carlos III, en Cruzul |
Masa de encinas, en la carretera de Cruzul a Ousón |
Al llegar a Ousón hay que coger el camino que sube a la cantera de Morcelle; es el tramo más duro del recorrido. Se sigue bordeando el aciñeiral y se pasa muy cerquita del yacimiento paleolítico de Valdavara, donde se han encontrado los restos humanos más antiguos de Galicia.
En la cresta se alcanzan los 700 metros, la mayor cota del recorrido. Es la divisioria entre el Cruzul y el Navia y pueden disfrutarse panorámicas de las dos vertientes. Tomando el camino de descenso pronto se llega a Horta. Restan algo más de dos kilómetros hasta Os Grobos por sendas paralelas a las nacionales.
Y el postre no puede ser más exquisito. Os Grobos son un paisaje kárstico creado por la erosión lenta del agua sobre la roca caliza. Al encontrar las primeras piedras gigantes, lo mejor es perderse en ese laberinto de roca y musgo, una especie de ciudad encantada que invita a dejar volar la imaginación. Es recomendable reservar media hora para visitar sin prisas el lugar. La ruta termina en A Agüeira a orillas del Navia, la nacional más antigua.
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